Es difícil imaginar una Navidad sin regalos. Así no se logre, la cultura ha transmitido la idea de que Diciembre y obsequios son lo mismo. De acuerdo a las creencias y expectativas de cada quien, la lista puede ser larga, corta, ingenua, absurda, mágica y… real. Lo importante entonces es no desfasarse en la solicitud porque se le achacaría al Niño Dios el desastre de la frustración. ¡Lo que no es cierto! Su nombre “sólo” es una disculpa para tener a quien pedirle regalos “porque si”, sin necesidad de vivir un acontecimiento personal que amerite (¡) obsequio.
¿Qué pedirle al Niño Dios? Creo que cualquier colombiano o colombiana con un mínimo de conciencia, debería solicitarle a Dios, a la energía, a Mahoma, a los ángeles, a la virgen María, a quien crea, dosis, infinitas dosis de tolerancia. En todos los niveles, en cualquier dimensión, en cualquier lugar, necesitaremos tolerancia, tolerancia, tolerancia. El 2022 no será un año fácil para Colombia, pero no por motivos económicos o de salud (ya de por si complejos) sino por motivos políticos, donde las diferencias se podrán convertir en un infierno que destruya familias, amistades, sociedades, parentescos. Es el año de las diferencias y es el momento en que probaremos si creemos realmente en que debemos respetarnos como seres humanos, sin ninguna clase de descalificación.
¿Qué es tolerancia? Actitud que respeta las opiniones, ideas o actitudes, sentimientos de los demás aunque no coincidan con las propias. Comprender y escuchar cuando alguien tiene problemas, más allá de que el motivo parezca insignificante. La tolerancia es la base de la comprensión y el respeto mutuos. Es una concepción de la vida que permite que florezca la rica diversidad de culturas del mundo. La tolerancia no debe confundirse con la claudicación o la condescendencia. La auténtica tolerancia significa apertura, curiosidad y comunicación. Sí, definiciones de libro, que se leen muy racionales, pero que en definitiva son mucho mas complejas de practicar. Y es en el interior de cada quien donde ponemos a prueba la teoría. ¡Nada fácil!
Entonces hablar de Petro, de Uribe, de Duque, de Ospina, de quien sea y no engarzarme en una discusión sin fin. No probar mi teoría, con documentos y datos “ciertos y reales” donde aclaro quienes son “verdaderamente” ellos, y probar lo equivocado que está mi interlocutor. No, no es nada fácil ser tolerante. No es sencillo dejar que te digan en la cara “indecente”, “bruto”, “vendido”, “ignorante” y seguir respetando al que te esta vomitado improperios y descalificaciones. Tratar de refutar emociones es una misión imposible. Las emociones no se refutan, sólo se sienten y por lo tanto no existe nadie diferente al dueño de la emoción, que la pueda modificar. No dejarte engarzar es una tarea de equilibrio y mesura. Es decirte a ti mismo que “no eres lo que la boca del otro dice” y por lo tanto debo respetar lo que el otro diga. Nada fácil. Sentir la diferencia de criterio es como si algo empezara a subir desde el pecho hacia la cabeza y entonces ya no hay pensamientos teóricos sino defensa por el ataque. La palabra del otro se siente como una ofensa y es necesario defenderse, contratacar. Nada fácil. Por eso pidamos todos tolerancia. La vamos a necesitar a borbotones. ¿Se une a mi plegaria?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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